“Amo la música, fue el primer acercamiento que tuve al Yoga. Hay algo que se mueve dentro de mí cuando la escucho, toco la guitarra o canto. Es como recordar que siempre está disponible ese espacio expansivo que nos hace regresar a nosotros mismos. El Rocket es un estilo de Yoga que me atrapó desde la primera vez que lo practiqué. Cuento con 3 certificaciones de Rocket avaladas por la escuela de David Kyle, dos en nivel 1 y una en nivel 2; ofreciendo clases aptas para principiantes y avanzados. La práctica de asanas (posturas) ha traído a mi vida un mundo hermoso de exploración y creatividad con el cuerpo más allá de lo que creía o no posible, un autoconocimiento profundo cuando practico, cosa que me inspiró a adentrarme en la filosofía del Yoga. Cuando descubrí el Bhakti Yoga, otro de los caminos clásicos de Yoga, me encontré con una práctica que requiere de una conexión con algo más sutil. Mediante la música, se practica la repetición de mantras o “Kirtan”. Esta práctica juntó dos pasiones en mi vida, la música y el Yoga. Me emociona la exploración vocal y lo sabio que es el cuerpo para expresarse y expandirse cantando; los círculos de canto son ese espacio donde nos podemos divertir con la música, conectando con esa energía que es la fuente del amor que nos conecta a todos.”